Advierten sobre una grave degradación de las tierras en la Argentina

Se estima que hay 100 millones de hectáreas afectadas como consecuencia de malas prácticas productivas; hoy comenzó en Arabia Saudita una convención de la ONU para reducir el impacto del fenómeno

La Argentina, un país cuya economía depende en gran parte de su clima, tiene casi el 70% de su superficie con suelos clasificados como áridos, semiáridos o subhúmedos. Se calcula que el 36% del territorio nacional, unos 100 millones de hectáreas, presentan algún proceso de degradación por erosión hídrica, eólica o biológica asociada al menos en parte con malas prácticas productivas como el sobrepastoreo, la deforestación y los incendios intencionales, entre otros. Las dos regiones más afectadas son la Patagonia –por el sobrepastoreo ovino– y las provincias que integran el Gran Chaco (Salta, Santiago del Estero, Formosa y Chaco) por los desmontes y los cambios de uso del suelo. Estos datos, que se desprenden del último Informe sobre el Estado del Ambiente de 2021 renuevan el debate sobre los efectos que generan a nivel local tanto las sequías como los procesos de desertificación del territorio.

“Estos procesos de desertificación se aceleran por las otras dos grandes crisis ecológicas: la pérdida de biodiversidad y el cambio climático. Sin ecosistemas sanos no hay producción posible”, explicó Ana Di Pangracio, directora ejecutiva de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).

Para Sergio Montico, ingeniero agrónomo a cargo de la cátedra de Manejo de Tierras de la facultad de Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), la Argentina tiene un problema “grave” de erosión, tanto hídrica –en la región pampeana norte– como eólica –en el sur del país–. “Esto genera problemas productivos y ambientales porque se deteriora el suelo y disminuye tanto su capacidad productiva como su posibilidad de brindar servicios ecosistémicos”, dijo el experto.

Por su lado, Maximiliano Eisa, ingeniero agrónomo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria Balcarce (INTA) y miembro de la Asociación Argentina de Ciencias del Suelo, explicó que desde el sector “se ve el problema y se viene reclamando”. “A veces desde los ámbitos productivos y políticos se siguen asombrando por el nivel de degradación de los suelos. Tenemos los mejores suelos del mundo y nos creímos que eran indestructibles, pero hoy vemos otra cosa”, señaló.