Los efectos de PM2,5 en la salud de la población son múltiples, y se pueden reducir. Por eso, la Comisión “Nuestro aire en común” alertó aún no existe una base de datos única, autorizada, exhaustiva, que sea actualizada periódicamente dar los niveles nacionales recientes de contaminación atmosférica en todo el mundo.
Esa invisibilidad de los datos, “a su vez, hace más difícil convencer a las partes interesadas de los países para que actúen, y responsabilizar a los responsables de las políticas, prácticas, normativas, leyes e inversiones que repercuten en la calidad del aire y la salud pública”.
Desde la Comisión se consideró que ya existen tecnologías, desde técnicas avanzadas de vigilancia hasta infraestructuras de satélites y análisis de aprendizaje automático, que permiten vigilar la calidad del aire.
“Se necesita un sistema de seguimiento de la contaminación atmosférica que combine las técnicas de datos existentes y las nuevas de manera que se colmen las lagunas existentes en la información sobre la calidad del aire a escala mundial”, aclararon.