El mundo está llegando a niveles insostenibles de residuos plásticos, con 430 millones de materiales de este tipo producidos y solo 9 por ciento de reciclaje de sus desechos. Argentina es uno de los principales generadores de estos residuos del continente y cuenta con una muy baja tasa de reciclaje.
“Los impactos de la producción y la contaminación debido a los plásticos son una catástrofe en ciernes en el contexto de la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de la naturaleza y la contaminación”, considera la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Los plásticos irrumpieron en el mercado global después de la Segunda Guerra Mundial y tuvieron un progresivo crecimiento tanto en su uso como en su desecho, en especial en las últimas dos décadas.
Para las Naciones Unidas, de 9.200 millones de toneladas de plásticos producidos entre 1950 y 2017, más de 7.000 millones de toneladas se han convertido en residuos que acabaron en los vertederos o arrojadas a los ecosistemas.
Ante dicho escenario, para la ONU la contaminación por plásticos representa “Una crisis global” contra la que es necesario actuar rápidamente y de manera coordinada.
En ese contexto, para conocer más sobre esta problemática mundial y su impacto en Argentina y la región, el diario República de Corrientes dialogó con el Dr. Aníbal Rodríguez, magíster en Derecho Ambiental y profesor titular de Economía Política (Cátedra B) de la Facultad de Derecho de la UNNE, y el Arq. Mario Berent, magíster en Gestión Ambiental y Ecología, y además coordinador estratégico de la Coordinación de Desarrollo Sostenible y Transición Ecológica de la UNNE.
Desde distintas disciplinas, ambos profesionales coincidieron en que no se puede mirar la contaminación plástica como algo lejano, por su dimensión global, pues los niveles de producción de desechos plásticos son elevados en Argentina y en las principales ciudades del país, lo que expone la responsabilidad de toda la sociedad frente al problema.
Pero, además, los niveles de reciclaje de materiales plásticos en Argentina se ubican por debajo del promedio mundial.
Situación global
El Dr. Carlos Aníbal Rodríguez brindó datos generales de relevancia sobre la contaminación plástica, y entre los principales aspectos comentó que solo en el 2021 se comercializaron 369 millones de toneladas de plásticos en el mundo.
El consumo de plástico se ha cuadruplicado en los últimos 30 años.
El material plástico más significativo está vinculado al material de empaque, que curiosamente es el de más corta vida de uso, ya que usualmente se lo descarta antes del año de haberse producido.
La mitad de los residuos plásticos del mundo se producen en los países desarrollados, con mayor generación en países como Estados Unidos con 221 kilogramos de desechos plásticos generados promedio por habitante y países europeos de la OCDE con 114 kilogramos promedio, cifra que se reduce a 69 kilogramos en Japón o Corea.
En el mundo, casi 2/3 de los desechos provienen de plásticos de una vida útil de menos de cinco años, con un 40 % provenientes de envases, un 12 % de bienes de consumo y un 11 % de prendas de vestir y textiles.
Aproximadamente el 36 % de todos los plásticos producidos se utiliza en envases y esto incluye envases plásticos de un solo uso para alimentos y bebidas, el 85 % de los cuales terminan en vertederos o como residuos mal gestionados.
La mayor parte de la contaminación plástica proviene de la recolección y eliminación inadecuada de desechos plásticos más grandes conocidos como macroplásticos, pero la fuga de microplásticos (Polímeros sintéticos de menos de 5 mm de diámetro) también se posicionan en un problema crítico.
La creciente producción de plástico y generación de residuos de este material se contrapone con el bajo nivel de reciclaje, pues solo el 9 % de los desechos plásticos se recicla, otro 19 % se incinera, 50 % acaba en vertederos y el 22 % evade los sistemas de gestión de residuos y va a vertederos no controlados, se quema a cielo abierto o acaba en medios terrestres o acuáticos.
Impacto
El Dr. Rodríguez recordó que la contaminación de plásticos afecta con fuerza a los distintos recursos naturales.
En el 2019, más de 6 millones de toneladas de desechos plásticos se filtraron en ambientes acuáticos y 1,7 millones de toneladas fluyeron hacia los océanos.
Se estima que hay 30 millones de toneladas de desechos plásticos en mares y océanos y 109 millones de toneladas acumuladas en los ríos.
La acumulación de plásticos en los ríos implica que la fuga al océano continuará durante las próximas décadas, incluso si los desechos plásticos mal gestionados pudieran reducirse significativamente.
Los plásticos pueden tardar hasta 1.000 años en descomponerse, por lo que -cuando se lo desecha- se acumula en el medio ambiente hasta que alcanza un punto de crisis. Esta combinación asfixia a la fauna marina, daña el suelo y envenena las aguas subterráneas y puede causar impactos en la salud humana.
Además, la producción de plásticos es uno de los procesos de fabricación más intensivos en energía del mundo. El material está hecho de combustibles fósiles como el petróleo crudo, que se transforma mediante calor, y otros aditivos en un polímero.
En 2019, los plásticos generaron 1.800 millones de toneladas métricas de emisiones de gases invernaderos, el 3,4 % del total.
Existen más de 3.000 sustancias químicas diferentes asociadas a los plásticos y más de 60 caracterizadas como sustancias de alto riesgo para la salud, siendo algunas de ellas persistentes, bioacumulables y tóxicas.
En cuanto a la situación en Argentina, el Dr. Rodríguez dio a conocer que nuestro país es uno de los principales generadores de desechos plásticos del continente, ya que produce anualmente 40 kilos de plástico por persona.
Se estima que, de los residuos plásticos generados en el país, el 71 % termina en rellenos sanitarios, el 23 % lo hace en basurales a cielo abierto y apenas el 6 % es reciclado.
Argentina produce 6,8 millones de kilos de desechos plásticos al día, casi 2.500 millones de kilos al año.
Necesidad de acciones
“A medida que el aumento de la población y los ingresos impulsan un aumento implacable en la cantidad de plástico que se usa y se desecha, en contrasentido las políticas para frenar su fuga al medioambiente están quedando cortas” resaltó el especialista de la UNNE.
En esa línea, comentó que para el 2024 se pretende firmar un nuevo convenio internacional para limitar o erradicar la producción y uso de plásticos, especialmente los de un solo uso.
Es que, en el 2022, los Estados miembros de la ONU acordaron una resolución para acabar con la contaminación plástica, y un Comité Intergubernamental de Negociación está desarrollando un instrumento legalmente vinculante sobre la contaminación plástica con el objetivo de finalizarlo para fines de 2024.
Participación social
Por su parte, el Arq. Mario Berent, magíster en Gestión Ambiental y Ecología, consideró que para poder enfrentar y resolver la problemática de los residuos en general, y de los residuos plásticos en particular, “la participación social influye muchísimo, representa la totalidad del problema, y más de la mitad de la solución”.
Esta afirmación permite mencionar también que la tecnología por sí sola no podrá resolver un problema que es eminentemente social, según sostiene el especialista consultado por República de Corrientes.
Señaló que es necesario recordar los elementos funcionales en la gestión integral de los RSU: “Generación, disposición inicial, recolección, tratamiento y recuperación, transporte y disposición final”.
“Los dos primeros son propios del ciudadano, y ahí está el 100 % del problema y el 50 % de la solución”, indicó y acotó que los otros corresponden a la gestión municipal y dependen indefectiblemente de lo que hace cada ciudadano en la generación y disposición inicial.
El verdadero costo económico de la gestión, si bien nunca es correctamente ponderado, no es centro de la problemática, indicó el profesional.
“Desde siempre recalco, en el costo ambiental y/o social de la gestión, lo paradójico de tirar y enterrar tantos recursos todos los días. Con cualquier elemento que recuperemos, reutilicemos y reciclemos, la relación costo-beneficio estará a nuestro favor, ya se trate de residuos, materiales de construcción o edificios completos” indicó.
Además, opinó que, en un futuro cercano, autoridades y habitantes deben asumir una actitud constructiva, adoptar criterios ambientales y de gestión integral para los RSU y encaminar junto a la cuestión energética una transición ecológica.
Entre otras soluciones, como en la mayoría de las ciudades los componentes orgánicos representan más del 50 % de los residuos, los mismos admiten el compostaje, un elemental proceso natural que descompone la materia transformándola en abono. “La clasificación y el compostaje serán pilares de la manipulación y tratamiento en cada hogar reduciendo, reusando y facilitando el reciclaje”.
Destacó que las acciones deben sostenerse con una “generación consciente”, clasificando los residuos en secos y húmedos, con iniciativas individuales y comunitarias de compostaje; con un “servicio de higiene urbana eficiente”, considerando los elementos funcionales de la gestión integral, y con plantas de compostaje, recuperación de materiales y transferencia hacia sitios de disposición final segura.
“La crisis planetaria nos demanda hacernos responsables en cada una de nuestras acciones, principalmente en la generación de residuos, hasta que podamos resolverlo, al menos en parte, con una economía circular que nos permita encaminarnos a un ideal de residuos cero”, concluyó el Arq. Mario Berent, coordinador estratégico de la Coordinación de Desarrollo Sostenible y Transición Ecológica de la UNNE.