El paso a paso: cómo fue la reparación de la Floralis Genérica

Creada y donada por el arquitecto argentino Eduardo Catalano, la Floralis Genérica fue inaugurada en 2002 y es reconocida por sus seis pétalos de acero inoxidable y aluminio: una estructura que en total pesa 18 toneladas y alcanza más de 20 metros de altura.

El 17 de diciembre de 2023 un fuerte temporal provocó el colapso de dos de sus pétalos. La Ciudad realizó entonces un análisis estructural de la obra. En un primer lugar, para su resguardo, los pétalos dañados fueron trasladados al predio de Infractores de Tránsito, ubicado detrás de la Facultad de Derecho, cerca de la Plaza de las Naciones Unidas.

En octubre de 2024 se abrió una licitación para realizar los trabajos de restauración. En enero del 2025, los pétalos dañados fueron cargados con el apoyo de una grúa pluma de gran porte sobre camiones carretones y trasladados hasta la planta industrial ubicada en la ciudad de Baradero, donde se ejecutarían las tareas de reparación. Aunque aquel traslado fue posible por tierra, ahora las dimensiones de los pétalos enteros ya restaurados imposibilitaban su retorno a la Ciudad de Buenos Aires por las vías terrestres disponibles.

En la planta industrial de Baradero, los pétalos se montaron sobre cunas de hierro. Se desmontaron los paneles de recubrimiento de aluminio y se retiraron largueros y costillas de acero dañadas, incluidas estructuras que habían sido agregadas en viejos arreglos parciales. Como parte del proceso de restauración también se realizó una limpieza y arenado para eliminar óxido, corrosión y otras impurezas de la superficie metálica.

Completadas estas primeras tareas, se efectuaron los llamados “ensayos de materiales no destructivos”, un conjunto de técnicas utilizadas en las industrias aeroespacial y automotriz que permiten evaluar el estado de las piezas sin dañarlas. Se realizó una inspección asistida con equipos ópticos para detectar defectos superficiales. Además, se aplicó el método de corrientes parásitas, que a través de la inducción de corrientes eléctricas en el material permite detectar posibles defectos o variaciones en sus propiedades. Por último, se utilizó una técnica de líquidos penetrantes, que consiste en aplicar un líquido coloreado que se introduce en las discontinuidades superficiales y permite observarlas con mayor detalle.

Con los resultados de estas evaluaciones se avanzó en distintos ensayos de cálculo, verificaciones a vientos y modelado de piezas en 3D para proyectar el comportamiento estructural de la intervención. Este trabajo permitió realizar el plantillado de las nuevas piezas y comenzar la fabricación de cada componente según las dimensiones y formas necesarias para integrarse al pétalo.

Una vez fabricadas las piezas nuevas y verificados los componentes originales, se inició el rearmado de los pétalos con sus largueros, costillas y refuerzos. Vale decir que las piezas se unen entre sí mediante bulones especiales, utilizados en aeronaves y componentes aeroespaciales por su alta resistencia a la tracción y la fatiga, y por ofrecer un ensamblaje preciso que minimiza el riesgo de aflojamiento por vibraciones.

Finalizado este paso, comenzó el reemplazo de chapas de recubrimiento de aluminio. Estas se fijan a las platabandas —la parte de la estructura que conforman los largueros principales— con remaches de acero inoxidable. Además, se realizó la evaluación de las articulaciones que vinculan los pétalos con la raíz de la Floralis.

Completada la restauración, se realizó el traslado del primero de los pétalos de regreso a la Ciudad de Buenos Aires y su instalación en el resto de la estructura. Si las condiciones climáticas lo permiten, dada la complejidad del traslado, el segundo pétalo será transportado en la primera quincena de noviembre y la Floralis Genérica volverá a estar completa y restaurada.

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